Por Juan Manuel Pardellas

Ilustración por David Ferrer

El descubrimiento de un sistema similar al nuestro acaparó hace semanas la atención mundial. En ese trabajo participó activamente el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Su director, Rafael Rebolo, acreditado astrofísico, un Indiana Jones cazador de estrellas y planetas empeñado en desentrañar los orígenes del Universo, reconoce que “la distancia a la que se encuentra este nuevo sistema planetario es enorme, pero no es inconcebible que  algún día la humanidad, tal vez dentro de muchos siglos, pueda construir naves que permitan recorrer esa distancia”.

Usted declaró que el descubrimiento de la NASA era “realmente emocionante”, ¿en qué sentido?

Se ha encontrado un sistema planetario con siete planetas de tamaño parecido a la Tierra, tres de ellos muy probablemente tienen temperaturas superficiales parecidas a las de nuestro planeta. Eso los hace potencialmente habitables. Además, esos planetas producen eclipses de la luz de su estrella, una situación muy particular que nos ayudará a determinar si tienen atmósferas y a establecer su composición química. Esto es lo que los hace especialmente interesantes.

¿Qué son 40 años luz? ¿Cómo puedo entender a mi escala la distancia a la que está el nuevo sistema descubierto?

40 años luz es la distancia que recorre la luz en 40 años.  En un segundo, la luz es capaz de dar casi 8 vueltas a la Tierra. La luz del Sol tarda en llegarnos unos 8 minutos y el Sol se encuentra a unos 150 millones de kilómetros de la Tierra. La luz de las estrellas más cercanas tarda en llegarnos más de 3 años. La distancia a la que se encuentra este nuevo sistema planetario es enorme, pero no es inconcebible que algún día la humanidad, tal vez dentro de muchos siglos, pueda construir naves que permitan recorrer esa distancia.

¿En qué consistió la participación de los telescopios del IAC en el descubrimiento de la NASA? 

Dos telescopios ubicados en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma) han participado en las investigaciones sobre el nuevo sistema planetario. El telescopio William Herschel de 4 metros de diámetro, que es propiedad del IAC, y el telescopio robótico de la Universidad de Liverpool, de 2 metros de diámetro, ambos contribuyeron a confirmar algunos de los eclipses de los planetas de este sistema. Las observaciones más importantes fueron realizadas, sin embargo, con el telescopio espacial Spitzer, de la NASA.

¿Cuál será el siguiente paso desde Canarias?

Lo más importante que podemos hacer desde Canarias es utilizar el Gran Telescopio Canarias, de 10,4 metros de diámetro, para tratar de establecer si alguno de estos planetas tiene atmósfera.

¿En la distancia de aquí a 40 años luz no hay un sistema similar?

Sí, hay otros sistemas planetarios a menor distancia del Sol que éste y algunos de esos sistemas también tienen planetas de tamaño similar a la Tierra. Pero no hay ninguno tan cercano que tenga tres planetas de tipo terrestre en zona de habitabilidad y que estos planetas, además, produzcan los tres eclipses de su estrella.

Si la comunidad científica es unánime a la hora de defender que sería absurdo creer que estamos solos, ¿cómo explicar que no haya habido ninguna evidencia de vida, no digo ya desarrollada (incluso más que nosotros) en otros planetas?

No sabemos si hay vida en algún otro lugar del Universo. Pero estamos seguros de que el número de planetas con condiciones potenciales similares a la Tierra es enorme. Son probablemente miles de millones y, por tanto, la vida ha tenido enormes oportunidades para haberse desarrollado también en otros lugares del Universo.

¿Por qué nos empeñamos en hablar de posible vida solo cuando se dan condiciones de atmósfera y agua? ¿Hemos descartado la posibilidad de vida en condiciones distintas a las nuestras?

La vida también se ha podido desarrollar en condiciones mucho más extremas que las existentes en la Tierra. En al menos un planeta con agua y atmósfera se produjo vida, así que es razonable pensar que en donde se den condiciones similares pueda haberse repetido lo que ocurrió aquí. Eso no descarta que en condiciones muy diferentes también se haya podido desarrollar la vida.

Si he entendido bien, no se han visto esos planetas, sino que, observando a su sol, se han percibido oscilaciones en su luz que podrían corresponder a objetos orbitando a su alrededor. Ustedes ya están muy acostumbrados a estudiar lo que el ojo no ve, ¿cierto?

Así es, no solo detectamos fenómenos astronómicos por la luz que emiten. Hay otras muchas evidencias de la existencia de astros que no emiten luz. El caso más conocido es el de los intrigantes agujeros negros.

Mientras unos siguen en busca de otras vidas, usted sigue empeñado en descubrir los orígenes del Universo, ¿nos sorprenderá pronto con alguna novedad?

Uno de los problemas más interesantes de la ciencia contemporánea es tratar de entender lo que sucedió en los primeros instantes del Universo. Comprender la enorme liberación de energía que se produjo en el Big Bang sigue siendo uno de los grandes desafíos para la Física. Por eso desarrollamos el experimento QUIJOTE en el Observatorio del Teide. La adquisición de datos progresa bien con este experimento, pero sabemos que son necesarios años de observaciones para poder detectar la tenue huella de las ondas gravitacionales primordiales.