Por Carlos Fuentes

Fotografía por Dominic Dahncke

Hoy funge como presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma, aunque primero fue maestro y concejal municipal. Siempre ciudadano, como gusta de considerarse este vecino de una de las localidades con más historia de las siete capitales de Canarias. Después de una vida dedicada a la enseñanza, Luis Martín Herrera reivindica la riqueza patrimonial, histórica y artística de una ciudad que quiere volver a mirar al mar. “Hubo un tiempo en que se permitió construir mucho y mal, edificios sin estilo, sin personalidad”, recuerda,”pero ahora eso ha cambiado y, por fortuna, hoy se valora el patrimonio”. Con nuestro anfitrión recorremos tres rincones emblemáticos de la capital palmera.

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Mirar otra vez al mar

A espaldas de la sede de la Real Sociedad Económica, fundada en 1776 para “ayudar a las instituciones y al bienestar de los palmeros”, corre la avenida marítima de Santa Cruz de La Palma. Su tramo más emblemático es una de las estampas más representativas de la capital. Sentado al pie de los balcones de la avenida, Luis Martín evoca la playa y los callaos anteriores a la urbanización de la costa. “Estos balcones nos recuerdan cómo era esta ciudad, abierta al mar, miraba al mar”, explica, con la esperanza de que la playa de reciente construcción devuelva el paisaje marítimo al vaivén cotidiando de los vecinos de la capital palmera. “Vamos a ver cómo engarza esta playa en el municipio”. El tiempo dirá.

Una plaza llena de casas con historia

Colgada sobre la plaza de España, en una casa solariega que desde 1646 albergó la vieja alhóndiga, se encuentra la Real Sociedad Cosmológica, fundada en 1881 para difundir el conocimiento de las ciencias en la Isla. “Su existencia no se valora en toda su integridad. Junto al ayuntamiento, a la iglesia, junto a la plaza en sí misma, forma un conjunto con un ambiente señorial indiscutible y la ciudad debe protegerlo por encima de todo”, indica Luis Martín. De aquellos años ilustrados en La Palma, la Cosmológica aún acoge la Biblioteca Cervantes, creada en 1905 por el tercer centenario de la publicación de El Quijote. “Este entorno es el centro neurálgico de toda manifestación social, de cualquier índole, en la ciudad”.

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Adoquines reales

Cuando abundan plazas reformadas con granito barato o peor, con cemento armado, los viejos adoquines de la calle Real de Santa Cruz de La Palma parecen de otro tiempo. En realidad, lo son. Tallados en basalto, fueron encajados, uno a uno, en la arteria por la que corre la vida cotidiana de la ciudad. Luis Martín se detiene en el tramo alto, cruzado ya El Puente, que la voz popular bautizó la acera ancha. “La calle vertebra la ciudad, del muelle a la alameda, y aquí nos encontramos cada día. Es una suerte poder pasearla cada día”, explica Luis Martín, partidario de que la vía recupere sus dos nombres originales: O’Daly y Pérez de Brito. “Calles reales hay en muchos sitios, esta merece distinción porque es muy entrañable, se conserva bastante bien y con la iluminación adecuada ha ganado mucho”.