Por S.J Pérez

Llega a las carteleras de nuestro país la adaptación cinematográfica de la famosa novela No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas escrita por Laura Norton. La película no consigue alcanzar el éxito del libro principalmente por la mala elección de su protagonista y por la poca credibilidad del conjunto de personajes.

Imagínense a Briget Jones en un capítulo de La que se avecina…. Una verdadera locura, ¿verdad?, pues si esto les parece disparatado…. Ahora imaginen a Jones en un capítulo de Física o Química…. Y aún peor, imagínensela en la pasarela de Cámbiame. Todo esto en versión cutre y sin gracia. Así es la nueva película de Maria Ripoll (Ahora o nunca).

Sara es una joven que culpa al karma de su mala suerte, que se encuentra en un momento difícil luchando porque salga adelante el negocio de plumas que ha abierto, con el divorcio de sus padres, con un novio al que no ha visto en un año y el anuncio de que su hermana se casa con el que el gran amor de Sara cuando iba al instituto.

La película tiene un comienzo prometedor, parece que va a ir por buen camino y lo que es mejor, tiene toda la pinta de que nos va  a hacer reír, pero nada más lejos de la realidad…. A medida que avanza y voy conociendo más a la protagonista me doy cuenta que estoy en una película totalmente infantiloide, ni si quiera para adolescentes… Aburre y todo lo que sucede es  tan  surrealista que hace que los momentos más serios pierdan toda la magia propia de las películas románticas.

La directora recurre a los tópicos del género romántico que están tan desgastados. Por lo visto no solo repiten la misma fórmula en las películas de terror….

Otro de los grandes errores son los personajes totalmente estereotipados, tanto los principales como los secundarios. Podrás encontrarte con el padre desmadrado, el guiri que no sabe hablar español, la amiga loca, la hermana buenorra, y como no podía ser de otra manera, la protagonista, esa chica incomprendida, un poco friki, soñadora, torpe, que todo le sale todo mal….No hay ninguna novedad, todo esto ya lo hemos visto. Y es una pena que no funcione porque el tema resultará muy común y famaliar a muchos espectadores, pues trata sobre una joven que quiere sentar la cabeza. De afianzarse en lo profesional y personal, algo con lo que muchos se sentirán identificados, pero la forma en la que es abordado dicho tema es verdaderamente absurdo.

Llega el momento de hablar de los actores. Verónica Echegui, la protagonista, es, a mi parecer, uno de los grandes errores, pues su actuación no es nada creíble, llegando a rozar la sobreactuación, a veces se agradece un poco más de naturalidad. La chica se esfuerza y le pone mucho empeño, pero siento decir que no me ha convencido. Encima, la protagonista está presente en todas las escenas. A través de sus pensamientos, de su personalidad, y a partir de su mirada accedemos a su pequeño mundo, conocemos a su peculiar familia y como no, nos contará todas sus emociones y sentimientos.

Por otra parte está Álex García. Si en Kiki dije que hizo una fantástica interpretación, ahora tengo que decir todo lo contrario, pues en esta ocasión interpreta a un cantante famoso que va de “tío bueno” y no le sienta nada bien. No lo veo nada cómodo en este papel, ahh y como viene siendo habitual, vuelve a enseñar sus pectorales. Es en este momento cuando escucharás risas, suspiros y comentarios subidos de tono. Todo muy predecible.

En definitiva, una película que roza más el aburrimiento que la diversión, por culpa principalmente, no del karma, sino de unos protagonistas muy poco creíbles. Una película llena de tópicos que tantas veces hemos visto en otras comedias románticas.

Nota 2 de 5

Lo mejor: inicio y estética.

Lo peor: su reparto y el final.