Por David Lorenzo

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria tiene hoy en día un papel muy relevante en Canarias. Se trata no solo de la capital de la isla de Gran Canaria, sino también de la provincia de Las Palmas y una de las dos capitales de la Comunidad Autónoma. Económicamente también es una de las principales ciudades del archipiélago. La selección de este lugar en 1478 fue decisión de Juan Rejón, soldado experimentado mandado por los Reyes Católicos para conquistar la isla. Según algunos expertos, en el entorno de la actual plaza de San Antonio Abad, se construye un campamento real conocido con el nombre de Las Palmas. Aunque hoy en día hay varias maquetas que reconstruyen el real no existen apenas indicios documentales del mismo. Hay que recordar que la ciudad fue capturada y arrasada por los holandeses en 1599. Muchos documentos públicos se perdieron por ello.

Desde su fundación se convierte en una zona próspera. Irá creciendo poco a poco en los dos bordes del barranco Guiniguada. Esto creará los dos barrios fundacionales de la ciudad: Vegueta y Triana. Ambas zonas irán adquiriendo su propia identidad.

En un comienzo la ciudad irá creciendo de forma desordenada, hasta que en un momento indeterminado del siglo XVI comienza a delimitarse. Se cambia el centro de la plaza de San Antonio Abad hasta la de Santa Ana. En ella se distribuyen los principales  edificios públicos de la ciudad: La Catedral y Palacio Episcopal, el ayuntamiento, etc. Además se construyen calles rectas y ordenadas. Esto rompía con el modelo desordenado y de calles más estrechas que todavía queda presente parcialmente en la zona de la plaza de San Antonio Abad.

Al ser la primera isla conquistada por la monarquía española (isla de realengo) y no por los nobles, logra que en ella se establezca la Real Audiencia (1526). También se establecen la diócesis de Canarias (la única en ese momento) y el Tribunal del Santo Oficio (inquisición). Este hecho hacía que la ciudad tuviese un importante peso político en Canarias casi desde su fundación.

Además de edificios públicos y religiosos se levantaron también fortificaciones para proteger la ciudad de ataques piratas. Estos son los más importantes:

  • En el barrio de la luz se construyó de manera inmediata a la conquista una torre militar. Este edificio es posteriormente derruido y sustituido por el edificio actual: el castillo de la luz.
  • El castillo de San Pedro Mártir o de San Cristóbal, construido en el siglo XVI y que tras su destrucción por Van Der Does fue reconstruido en el XVII.
  • Castillo de Santa Catalina, localizado en la zona del itsmo y cuyo objetivo era su defensa. Hoy desaparecido, tenía como función principal servir de apoyo al castillo de la luz en la defensa de la zona norte de la ciudad.
  • El castillo con mayor tamaño de la ciudad es el de San Francisco o del Rey. Fue levantado con el fin de que sirviera de protección a la muralla  Se localiza en una zona estratégica, al estar en lo alto del risco.
  • La torre de Santa Ana fue una construcción que buscaba ser también otro punto de defensa de la muralla, aunque en la zona más cercana a la costa. El nombre le venía por estar (relativamente) cerca de la catedral. En la actualidad no existe.
  • Casa Mata es el nombre original del lugar conocido hoy como Castillo de Mata. Se trataba, como luego también lo fue el castillo de San Francisco, un baluarte de defensa de la muralla. Tras el ataque de Van Der Does es levantado de nuevo debido al mal estado en el que acaba.

La ciudad sufre un importante evento a finales del siglo XVI que suponen un antes y un después en su historia. En 1599 el pirata holandés Pieter Van Der Does ataca la ciudad con la intención de saquearla. Finalmente, tras una dura batalla el pirata logra su objetivo. Cuando se marcha, tras recibir un rescate para abandonar la ciudad, se vuelve a reconstruir. Durante el siglo XVII va a ir creciendo al convertirse en catalizadora de las rentas del mundo rural.

Pero tras el crecimiento de 70 años la ciudad sufre una profunda crisis que afecta estancando a su población. En 1670 comienza una etapa de penurias para Las Palmas de Gran Canaria marcada. Fue por dificultades económicas (fin del azúcar), políticas (conflictos España-Inglaterra) y naturales (sequías constantes). Los nuevos barrios que aparecen (muy pocos debido al escaso crecimiento poblacional) van a ser suburbios.

Finalmente en torno a 1770 Las Palmas de Gran Canaria logra recuperarse. A partir de este momento el crecimiento va a ser constante. Muchos barrios de suburbios son sustituidos por relucientes casas de estilo neoclásico y se presenta una ciudad rica. Pero el gran momento de crecimiento poblacional viene en el siglo XIX. La instauración de la ley de puertos francos  junto con la construcción del Puerto de la Luz permitió que se convirtiera en uno de los principales ciudades portuarias del Atlántico. Las Palmas de Gran Canaria servía de escala tanto para barcos europeos con dirección a África como a América.

Para finales del siglo XIX la labor comercial favorecida por el comercio se complementará con la llegada de turistas. En 1890 se inaugura el hotel Santa Catalina (todavía hoy activo), siendo el primero de varios que se distribuyeron por toda la ciudad. Hoy en día la Las Palmas de Gran Canaria sigue siendo una ciudad próspera y con un gran futuro por delante.

Para saber más:

  • Alemán Herández, Saro (2008) Las Palmas de Gran Canaria. Ciudad y Arquitectura (1870-1930). Las Palmas de Gran Canaria: Gran Canaria
  • Tous Melía, Juan; Herrera Piqué, Alfredo (1995) Las Palmas de Gran Canaria a través de la cartografía (1588-1899). Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria