Por David Lorenzo

Los seres humanos tenemos la curiosa necesidad de sepultar a nuestros seres queridos. Hay indicios de que ya los neandertales buscaban lugares donde enterrar los restos de sus antepasados. Con ello se intenta, en señal de respeto, que de alguna manera no fueran olvidados.

En Canarias, al igual que en el resto de culturas del mundo, se han hecho enterramientos. Desde la prehistoria en las islas se hicieron necrópolis para que los difuntos pudiesen descansar en paz. En la mayoría de los casos se encontraban en cuevas (bastante inaccesibles) o en otros lugares como malpaíses, etc.

Tras la conquista estas tradiciones cambiaron. Ahora la población empieza a enterrarse en las iglesias (desde el siglo XV hasta el XVIII-XIX). En las iglesias no se permitía construir grandes tumbas verticales (salvo en las capillas). Estaba prohibido porque dificultaban que los feligreses vieran la parte más importante del edificio: el altar. Por eso solían colocarse simplemente lápidas en el suelo de los templos con el nombre del difunto o difuntos (en caso de ser una cripta familiar). Ya desde finales del siglo XVIII y XIX aparecen los primeros cementerios. En ellos ya no hay problemas en construir lápidas verticales decoradas con estatuas.

Muchas ciudades han comenzado a hacer tours turísticos por los principales cementerios. Suelen hacerse rutas centradas en disfrutar del “arte funerario”. También hay visitas en las que se recorren las tumbas de personas célebres enterradas en los camposantos. En Canarias algunas islas han tomado la iniciativa en este modelo: De ellos destacan las rutas al cementerio de Vegueta (Las Palmas de Gran Canaria) y el cementerio de San Rafael y San Roque (Santa Cruz de Tenerife).

También hay algunos lugares de enterramiento de las poblaciones prehispánicas en Canarias. Aunque muchos de los enterramientos están localizados en lugares mal comunicados y casi inaccesibles  (en barrancos, riscos, etc.), otros son de fácil acceso. Uno de los más destacados es el maipés de Agaete (en Gran Canaria). Se trata de un parque arqueológico con una gran cantidad de tumbas (700), formado por túmulos o montañas de piedras con hasta 3 metros de altura. Otro punto turístico que se puede visitar es la necrópolis de Artenara (Gran Canaria).

En el resto de islas nos hay necrópolis habilitados como parques arqueológicos. No incluimos las pirámides de Güimar por estar en duda su autenticidad, como se dijo en otro artículo. Aún así en los museos arqueológicos de cada una de las islas suele encontrarse un espacio dedicado a la muerte. Suelen estar expuestos restos óseos e incluso momias (destacando las del Museo de la Naturaleza y el Hombre en Tenerife), etc.

Estos son, en conclusión, lugares que pueden parecer tétricos. Sin embargo cada día hay más visitantes interesados en este tipo de lugares. ¿Las causas? Es difícil saberlo, pero ya se sabe como son las modas a veces.  Tanto se sea canario como turista esta es otra interesante oportunidad para conocer más sobre el pasado de Canarias.