Por David Lorenzo

Canarias se aleja muy pocos kilómetros de África. Mucho se ha debatido sobre si es posible que desde el Magreb algunos africanos no se sintieron interesados de conocer estas islas. Sin embargo, la primera constancia escrita de una expedición al Archipiélago con la que contamos es la que hizo Juba II en los albores de la era cristiana.

Juba II fue el rey vasallo de Roma del reino de Mauritania entre el 25 a.C. y el 23 d.C. Cuando tenía solamente cinco años, su padre, Juba I, se suicida tras ser derrotado en Tapso por Julio César. Será el mismo César quien lo adopte y lo envíe a Roma, donde se relaciona con el joven Octavio (Augusto) y con Cleopatra Selena (con la que se casó más adelante).

Que fuera educado en Roma tuvo un impacto tanto positivo como negativo en su reinado de la Mauritania romana. La influencia en él de la cultura greco-latina lo convirtió en un gran humanista. Fue un prolífico investigador y escritor, dejando una gran cantidad de obras en griego y latín (de las que solo nos han llegado fragmentos) donde trata diferentes temas: historia, geografía, gramática, etc. Sin embargo, que no fuese educado en el norte de África hizo que tuviese dificultades para ser aceptado por los pueblos bereberes habitantes del reino de Mauritania. Era visto como un rey extranjero. Es por eso por lo que las revueltas fueron constantes durante su reinado. Los conflictos continuaron con su hijo Ptolomeo, quien lo sustituye en el trono en el año 23. Ptolomeo gobierna hasta que fue asesinado por mandato de Calígula en el año 40.

Estatua de Juba II. Educado en Roma tras la muerte de su padre, se convierte en un gran humanista. No ser educado en su reino hizo que fuese considerado un rey extranjero

La expedición de Juba II a Canarias (o las Islae Fortunatae, como él las llamó) tuvo, con toda probabilidad, dos objetivos fundamentales: En primer lugar tenía que cumplir con un mandato de Roma, interesada en descubrir nuevos territorios en los que abrir relaciones comerciales. En segundo lugar por el interés científico que tenía para el monarca mauritano, aficionado a escribir tratados. Una tercera teoría es la dada por Antonio Santana, quien afirma que con el viaje se intentó establecer el meridiano principal del Orbis Terrarum (algo así como el meridiano cero de la tierra).

Todo lo que se estudió en las Islas estaba en el Tratado Sobre Libia (año 6 d.C.). Sin embargo esta obra, de gran interés para estudiar la historia de Canarias, está perdida. Todo lo que sabemos de este libro es lo que recogió Plinio el Viejo en el Naturalis Historia. En la obra de Plinio también se usa como fuente de información la (también perdida) obra del viajero romano Estacio Seboso. Es muy difícil confirmar con seguridad cuales fueron las Islas que se visitaron en este periplo, porque solamente tenemos descripciones muy vagas. Por lo general se han relacionado Nivaria o Ninguaria con Tenerife, Canaria con Gran Canaria (relación con su nombre histórico), Ombrios (La Palma), Pluvalia (Lanzarote), Capraria (Fuerteventura), Iunonia Maior (La Gomera) y Iunonia Minor (El Hierro). Hay que aclarar que existen otras teorías (Por ejemplo se ha relacionado Iunonia con La Palma y con Mogador, etc.).

El mismo Plinio parece dejarnos claro que Juba II no visitó las islas personalmente, sino que envió a un grupo de expertos, que se encargaron de traerle la información para escribir su  Tratado Sobre Libia.

Para saber más:

  • García García, Alicia “El informe de Juba II sobre las Fortunatae Insulae (Plinio el Viejo, HN, VI, 202-205)”. En Tabona: Revista de prehistoria y de arqueología. La Laguna: Universidad de La Laguna. nº 17, 2008
  • García García, Alicia Juba II y las islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Ediciones Idea, 2009